EL DÍA FUERA DEL TIEMPO

Hoy 25 de julio honramos el día fuera del tiempo (o del no-tiempo) o el también denominado día verde, como fue concebido por la gran sabiduría Maya. En este día se reúnen las energías de todo un año y se prepara el inicio de uno nuevo. Para una nueva danza lunar de 13 actos (meses) y 28 pasos (días) donde se sincroniza los ritmos de la vida, de la naturaleza y el cosmos.

Esta melodía galáctica honrada por lakotas, polinesios y mayas, permitió la armonía entre la vida y la producción humana, entre el ser y hacer, entre el pensar y el sentir, hasta verse gravemente interrumpida por la imposición de una serie de calendarios erráticos, que terminarán con la imposición de calendario gregoriano introducido por el Papá Gregorio XIII a partir de 1582.    

Para el Tzolkin, el gran calendario Maya,, el año siempre comienza el 26 de julio, con la primera luna y la sincronía perfecta del sol con la gran estrella Sirio, la más luminosa del firmamento y terminar el 24 con la última luna del año. Así nos reconocemos como parte de un movimiento mayor que no hay que conquistar sino que admirar.

Para los Mayas el tiempo es la frecuencia universal de la sincronización y el orden sincrónico es la verdadera naturaleza de la realidad. Cuando nos perdemos de esa sincronización ¿de qué tiempo podemos hablar? Tal vez del mero tiempo egóico, de nuestra pobre concepción del tiempo anclado en las formas, el tiempo se refleja en las formas, pero es mucho más profundo que eso.

Por eso el tiempo fuera del tiempo, debe abrazarse con otra consciencia. Los Mayas suponían que se trataba de un tiempo situado en la quinta dimensión, un tiempo en absoluto ordinario, un tiempo representado por el elemento éter y por el color verde, de ahí también nombre de día verde.

Para el Tzolkin este día hay que honrarlo cultivando el arte, el tiempo es arte, es sincronía creadora. Por eso este día del no-tiempo es una invitación profunda a soltar nuestras ataduras, a crear sin concepciones previas, sin moldes, sin repeticiones. En el día fuera del tiempo todos somos uno, en la medida que volvamos a recordar nuestra condición evolutiva galáctica, somos literalmente polvo de estrella.  

Por eso, el día fuera del tiempo, es una oportunidad única y sagrada para comenzar en sincronía un nuevo ciclo. Tal vez podríamos preguntarnos ¿qué ritmo armoniza y ordena nuestra vida? Y si no encuentras la respuesta se debe sentir más allá, explora más allá, hasta que logremos sintonizar con aquella pulsión vital que armonice nuestra vida.

Buscar el no-tiempo en el reloj es tan infructuoso como mirar el ojo con el propio ojo, por eso, en este día debemos estar atento e intentar ir más allá de nuestras pobres maneras de transitar la existencia.

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